sábado, 2 de agosto de 2025

A llama Israel el pueblo de Dios


De Dios el brazo, espada en labio escrito,

Israel arde sin ceniza impura;

no elige ser la flor, sino la dura

raíz que en sangre crece y no en granito.


No pide al sol favor, ni al tiempo rito,

mas ve en la herida antigua su hermosura;

del fuego es hijo, y en la noche oscura

su ley es luz, su ruina un infinito.


Fueron polvo sus reyes, mas su nombre

no se marchita como vil corona,

pues Dios lo talla en roca y no en sepulcro.


Oh pueblo que en dolor halla su cumbre,

tu lumbre es fiel, y el mundo te perdona

porque no puede herirte sin insulto.






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