quinta-feira, 21 de março de 2024

canciones

 

Canciones en español
Gabriel Pierre Le Max Ataydeh


Gabriel Le Max Ataydeh es un escritor y pintor brasileño que vive en São Paulo.




Pequeña explicación sobre la obra:
Siento mucha admiración por el idioma español. Como brasileño, nunca he podido entender por qué las escuelas públicas pretenden fomentar el inglés, una lengua sajona, en lugar de enseñar español, francés, italiano, idiomas similares al latín que se parecen al portugués. Bueno, dicho esto, siempre me ha gustado el sonido arcaico de los españoles, especialmente los de la Andalucía morisca, esto se debe a mi sangre judía y árabe que llevo como muchos brasileños de origen holandés. 
Gabriel Mistral, Neruda, Parra, Bolaños, Borges... sí, intento en estos fragmentos de canciones unir amor y expresión poética en una lengua, de la misma manera que compongo textos en francés, en español e incluso los textos que escribo en lenguaje imperialista (porque todo conocimiento humano vale para el amor). 
Espero que les gusten mis versos, son pocos y lo único que puedo ofrecerles a mis hermanos en la tierra.

Si me olvidas, olvídame, sí
Si me olvidas, olvídame, sí;
Sin embargo, abre la puerta y
 acuérdate de mí. 
Ven conmigo, como 
si me estuviera 
muriendo y
 Mirando la luna triste.
Oh amor, ahora
 podemos olvidar la 
estrella que 
tenemos
 ¡con tantas 
espinas!


Tú, pantera, estás atrapada
Tú, pantera, estás atrapada
en la red de mi música,
amor mío, y mis redes
de música son tan anchas
como el cielo. Sí, amor mío, grande
y ancho como el
cielo infinito de Dios. Mi alma nace a orillas
de tus ojos de pantera negra.
En tus ojos de amor
comienza la tierra
de los sueños. donde duermo feliz


Canción de los moros
             dedicado a Lorca el Andaluz

Mira, el sol 
se ha puesto entre la luna.
Ay, la chica que 
me besó era cristiana.

Mira, el sol 
se ha puesto entre las estrellas.
Ay, esa chica quien me besó fue
Judiah.

Mira, el sol 
se interpuso entre 
el caballo y el pollino.
Ay, que me encanta
el chica musulmana 
morena.



Mujer tailandesa
Verde, que
quiero verde.
Mar verde, verdes ramas.
El viento sobre el mar se levanta
y el caballo sube la montaña.

Tiene pechos oscuros, pechos morenos como pan. Ella, la mujer más bella del mundo.
La mujer tailandesa.

 Oh, pura y verdadera Kathoey,
En tu sonrisa veo amor, azúcar y miel.

Verde, que
quiero verde.
Mar verde, verdes ramas.
El viento sobre el mar se levanta
y el caballo sube la montaña.


Los elfos

Los elfos encienden antorchas para iluminar sus barcos en el mar lejano.
Los elfos parten de la tierra, de la Tierra Antigua, llevando arcos y flechas en sus manos.
Llevando hojas y piedras en las manos. ¿Por qué los elfos sólo desean la luz de las estrellas? Sí, sólo quieren el sol, el atardecer, la eternidad, la distancia, y ni oro ni plata, ni hierro ni piedra, los Elfos no son duendes. Cantan, y sus lamentos son tristes, sobre viejas y antiguas guerras.




Máscaras antiguas
Máscaras antiguas, por supuesto, máscaras antiguas, extranjeras, budistas, cristianas, máscaras de Jesucristo, máscaras, máscaras por todas partes, máscaras de Asia, de Europa, antiguas todas ellas, ensor, nolde, máscaras antiguas, pinturas antiguas, esculturas antiguas, Veo muchas máscaras y lloran conmigo, máscaras japonesas, máscaras indígenas, máscaras brasileñas, máscaras del mundo, las veo y les temo.



El peregrino
El peregrino camina, el peregrino camina por la ciudad, y allí con los pies descalzos el peregrino mira las estrellas, el peregrino que tiene muchas canciones frías que cantar, lamentos del pasado, lamentos bíblicos, el peregrino que pasa, lleva el bastón en en su mano, tiene en la cabeza un sombrero con una pluma de águila, el peregrino tiene todas las lágrimas del mundo, y sabe que somos uno.






Eres polvo, y al polvo volverás
Eres polvo, y al polvo volverás. Aguas del Creador sobre mí, oh cuánto dolor mirar la cruz. Soy judío, triste, solitario, amargado, soy el judío que camina por esta tierra, desconocido, humilde, yo que beso la sal del Señor, del Todopoderoso, yo que vi a su hijo desnudo en Jerusalén, sí, fui Allí con el sumo sacerdote y se rió. Ahora estoy mirando y viendo el cielo, las estrellas, las nubes, la Torá, y recuerdo: polvo eres y al polvo volverás.



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