Mi rostro en el espejo ve tu rostro dentro de mi corazón de cristal. Tus ojos negro oliva azotan mis pensamientos judíos. Pero te amo. Aunque no entiendas este amor. Te amo, como el mar que besa violentamente con espuma furiosa las piedras y la arena de la playa. Ahí estás, como diría el eterno Mayakovski, quieto y recostado en la foto sobre el escritorio de mi computadora. Y si estas cosas te duelen y aún te duelen, debes saber primero que antes del sol, el Señor Eterno ya me había hecho poeta. Por eso mis acciones son dignas de compasión, no de latigazos. Pero estás ahí en el espejo de mi vida. Aunque lo rompa, volverás a ser un cuadro cubista.
segunda-feira, 24 de novembro de 2025
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