segunda-feira, 17 de novembro de 2025

soneto del amor que muere


este sol, desprovisto de color y nieve,

pasa, y su sombra al tiempo desafía;

mi pecho, en soledad y melancía,

con tu memoria arde y se conmueve.


¿acaso me quedaré muda en el océano

donde mi voz, por ti, desvanecida,

busque en la sal la huella de tu vida

y en cada ola un eco soberano?


no deseo nada más que amarte entero,

que en tu pecho descanse mi agonía

como duerme la noche en un lucero.


y morir en tus brazos todavía

será gloria, será descanso fiero,

pues vive quien, muriendo, te confía.


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