terça-feira, 20 de maio de 2025

Soneto del Tiempo y la Soledad


El anciano pasa su soledad sentado,

Entre las palomas de la Praça da Sé,

Mientras el sol, rojo y cansado,

Se coloca en el suelo del apartamento.


Rojos son tus besos, ardientes,

Casi arden, ardientes, sin velo,

Y tus ojos son dulces, serenos,

Rostro lánguido, reflejo del cielo.


Todo puede volver, volver atrás,

Y ese anciano podría ser yo:

En lo profundo del alma, un frío escalofriante,


Quien te pide un abrazo.

Pero el tiempo es un río, no cede, no se detiene,

Y la soledad es una sombra que permanece y es codiciosa.

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